–Yo tengo un diplomático... Se agarró una locura conmigo. Me escribe poemas. Me gusta todo lo que es la ambigüedad, pero que un tipo te escriba «Me siento al lado tuyo como un junco mecido por el viento» es mucho. Y es tan buena persona. Yo le he dicho: «Escuchame, ya somos grandes los dos, terminala.» Porque toco en Tucumán, viene, me saluda, me da un abrazo, un beso, y me doy vuelta y ya no está. Toco en Chile y lo mismo. Él me dio una explicación muy inteligente, me dijo: «Mirá, Brunito, es obvio que estoy fascinado como loco por vos, siento un aleteo, un temblor que no lo puedo dominar. Si creés que yo voy a cambiar eso por la domesticidad de una relación, ni que te mueras.» Es inteligente de su parte. Y yo me la aguanto.