«La noche antes de que in tren le arrancara las piernas a Ernesto de la Cruz y Doc Moses soñara con un venado muerto y Plutarco Almanza tuviera la desgracia de toparse con el hombre de las botas grises, Guzmán se enderezó en la cama con una aureola de vértigo envolviéndole la cabeza.» Esta descarga verbal rompe el fuego y marca el territorio de la novela que inauguró el universo narrativo de Julián Herbert y lo situó explosivamente en el centro de nuestra geografía literaria. “Un mundo infiel”nos conduce al idioma fronterizo del Norte mexicano, una tierra desaforada donde putas, fornicadores, psicópatas y virtuosos deambulan sin rumbo en busca de nada. No hay destino ni desenlace: sólo hay un presente interminable.