Si lo comparamos con Suiza, que tiene un Premio Nobel por cada 440.000 habitantes, Austria, uno por cada 470.000, Hungría, uno por cada 900.000, Israel, un ganador del Premio Nobel por millón de habitantes, Bélgica, uno por cada dos millones, Francia, uno por cada 3,5 millones, Italia, uno por cada 4,6 millones o Polonia, con uno por cada 6 millones, vemos cuán alejados estamos de la media de países de características educativas o geográficas similares al nuestro