Obra maestra de la criminología y el pensamiento crítico, donde Michel Foucault reflexiona sobre el sistema penal moderno y se pregunta de dónde proviene la extraña práctica de encerrar para corregir, que figura en los códigos penales de la época moderna. Durante el siglo XIX, advierte Foucault, el castigo físico fue abandonado y la condena social comenzó a regirse por el encierro del cuerpo. Así, se construyeron cárceles y se abandonaron las prácticas de los suplicios públicos para poder, en lo sucesivo, corregir las almas en prisiones especialmente diseñadas. Foucault analiza en esta obra el proceso de este cambio, donde el cuerpo del condenado deja de ser el objeto de castigo mediante suplicios populares, para dar lugar a la corrección del alma. El condenado es encerrado, vigilado y controlado en un sistema que termina abarcando a otras instituciones sociales como el hospital, los psiquiátricos, las fábricas, las instituciones educativas, los asilos, etc. Son los niños, los locos y los ancianos los que están bajo esta vigilancia y control, quienes conforman lo que el autor denomina la sociedad disciplinaria.