Este trabajo etnográfico explora las razones por las cuales algunos grupos de colonos-campesinos en Colombia se quedaron a vivir en zonas de confrontación y disputa armada, en lugar de huir de allí por violencia. Muestra los modos como muchos colombianos, principalmente los que habitan el campo, inmersos cotidianamente en una guerra que no acaba de terminar y que los amenaza a toda hora, logran sobrevivir a ella y hacerse un destino digno, a través de lo que el autor denomina actitud de silencio, una forma susurrada de enfrentar las condiciones de violencia, de la cual emerge una comunidad emocional que apela a los lazos afectivos para la acción ciudadana.
La descripción y el análisis etnográfico le permiten al autor profundizar en las prácticas sociales cotidianas de un grupo de colonos-campesinos de Puerto Guzmán, en el departamento de Putumayo (sur de Colombia), llevó a cabo para sobrevivir al conflicto armado y a la disputa entre guerrilla, narcotraficantes y paramilitares por la circulación de recursos provenientes del extractivismo bajo la economía cocalera en esta zona del país.
Esta etnografía aspira responder las siguientes preguntas de investigación: ¿ Cómo hacen las personas de Puerto Guzmán para mantenerse vivas en medio de una guerra con la que no hacen parte como combatientes?, ¿qué hacen para sobrevivir a la violencia que pende sobre ellas continuamente? y ¿cómo hacen para arraigarse en un lugar donde sus vidas pueden extinguirse en cualquier momento, a manos de distintos grupos armados?