Me he protegido tanto
que ya no recuerdo quién soy
ni por qué lo estoy haciendo.
Mi cuerpo anida por inercia
y corre y truena y llueve
por la misma razón.
No me oigo, no me escucho,
todos los rincones silenciados,
todos mis huesos vacíos
están llenos de raíces de otros.
No recuerdo quién soy
porque no sabía sembrar
y sembraron mi cuerpo por mí.
Y estos frutos no son míos
aunque los lleve dentro,
y aunque la primavera llegue,
estas flores no las conozco