odas las respuestas se buscan hoy en un lugar común conformado por un botón y una casilla vacía. Construido parcialmente por todos los conectados pero gestionado por unos pocos. Como la economía global, todos participamos pero solo unos pocos la rentabilizan de manera importante. Y no puedo obviar que el valor, la visibilidad, los significados e imágenes de las cosas que regulan estos dispositivos, hablan del poder para mantener o crear mundos . Porque son hoy cuestión de programación y algoritmos, pero cuestión también de multitudes y de nuevas formas de hegemonía digital colonizadora. Por ello vuelve la pregunta por quién manda sobre esa programación, quién gestiona el orden, quién programa las lógicas del ver como lógicas del ser/no ser, entre las infinitas variantes posibles, quién se hace imprescindible y repite o crea un mundo, un poder sobre el mundo.
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