Giancarlo Cardinale estaba decidido a vengarse. Creía que Natalia Deyton se había acostado con el marido de su hermana, y su sangre siciliana le exigía que la sedujera para conseguir venganza. El problema era que Giancarlo no estaba preparado para hacer frente a la inocencia de Natalia… o a su seductora belleza. Aunque era consciente de que se estaba enamorando por primera vez en su vida, para él la familia era lo primero, así que no tenía otra elección más que seguir adelante con su plan.