Por otra parte, la importancia de la liturgia también viene determinada por el valor teúrgico de la acción litúrgica; esta última, presentándose como la actuación de un ritual compuesto de lecturas, cantos, comportamientos, plegarias, impetraciones y bendiciones, no sólo edifica a quien la lleva a cabo o a quien participa en ella, sino que también contribuye a la santificación del mundo, a su adecuación al modelo impuesto por la Divinidad con su Revelación en el transcurso de la historia y en la ley dada a Moisés.