Nacido en Alejandría (Egipto), Orígenes [185–254] es uno de los teólogos más eminentes y originales de la antigüedad cristiana, cuya fama saltó las barreras geográficas y temporales de su día, y cuyos padecimientos finales como mártir le acreditaron un merecido reconocimiento en autoridad moral y teológica.
Defensor por acérrimo de la libre voluntad o libertad de elección de todas las criaturas, fue objeto en su época de duras críticas por parte de quienes en una comunicad cristiana aún no definida dogmáticamente no estaban de acuerdo con sus conclusiones ni sus métodos de interpretación bíblica. Hoy en día, con una visión histórica más amplia, entendemos que a pesar de algunas particularidades en su manera de entender ciertos puntos teológicos, lo único que Orígenes perseguía era contribuir a un mayor entendimiento de la Sagrada Escritura, a cuyo juicio se somete en todo momento. Y que por encima de su fama de «teólogo especulativo», Orígenes era ante todo un creyente fiel a la Escritura.
De su inmensa producción literaria –más de seis mil títulos— se ha conservado sólo una exigua parte, y de la misma destaca con luz propia su grandioso Tratado de los Principios; es decir, una recopilación y debate de las doctrinas fundamentales del cristianismo; probablemente el primer esbozo conocido de una teología sistemática. Es donde mejor se manifiesta la profundidad y la audacia de la escuela alegórica y especulativa de Alejandría, y el que presentamos completo y en versión actualizada en este volumen de la colección PATRÍSTICA.