Robert Bruce necesita apoyos en su guerra contra Inglaterra y está dispuesto a ofrecer el castillo de Stirling al clan Murray para atraerlo a su causa. El laird solo deberá unir en matrimonio a su hija Bronwyn con William Duglas para asegurar la estabilidad del país. Un matrimonio pactado no siempre sale bien, pero William se prenda de Bronwyn Murray desde el mismo instante que la ve, aún confundiéndola con una sirvienta. El único problema es que ella le odia. Pero la línea que separa el odio del amor es muy fina, y quizás con el tiempo, haber hecho prometer a William que romperá su compromiso, acabe por romper más de un corazón.