Los Ejercicios sólo darán todo su fruto si se viven intensamente y siguiendo la recomendación de Ignacio de “entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene se sírva conforme a su sanctísima voluntad