Rob tiene treinta y seis años, es dueño de una tienda de discos que apenas logra sobrevivir, tiene pocos amigos (aunque le cueste admitirlo) y no tiene ni idea de que quiere o espera hacer en la vida. Ah, y su novia lo dejó, cosa que lo pone bastante mal y empeora cuando se entera de que lo cambió por otro. Así que como se siente frustrado y fracasado, Rob vive revolcándose en su autocompasión, recuerdos de buenos tiempos pasados y sobre todo, imaginando escenarios que tal vez nunca vea hechos realidad porque simple y sencillamente no se atreve a ir más allá.
El libro es ligero aunque a veces pareciera que se estanca; lo que en realidad sucede es que en realidad la vida de Rob ko va para ningún lado y pasa mucho tiempo quejándose o siendo un reverendo menso. A veces lo odias, a veces simpatizas con él y creo que eso, al menos a mi parecer, lo hace un personaje más real. Aunque no sé si lo aguantaría como amigo.
Vale la pena darle la oportunidad si lo que se busca es pasar el rato. Leer las distintas formas en que Rob puede regarla y hundirse él mismo cada vez un poco más puede llegar a ser interesante.