Este libro reconstruye el sustrato cultural del que se nutrió la insurrección senderista y analiza las trayectorias personales de sus principales dirigentes. El libro explora una época donde anidan la imposición colonial y la cultura señorial, en cuya base se encuentra una distorsión interesada del mensaje evangélico que embellece la sumisión y el sufrimiento.
En este contexto de abuso y resignación aparece un marxismo dogmático y mesiánico.Para que se desatara la insurrección senderista estos factores tuvieron que ser catalizados por un grupo político encabezado por Abimael Guzmán, un señor rebelde que, accidentalmente, había vivido en carne propia las humillaciones a las que el orden social somete a los desafortunados. Guzmán fue capaz de articular un discurso que, bajo el velo de la ciencia, convocaba a los sentimientos de rabia y de culpa de una juventud en búsqueda de una justicia radical o, acaso, solo de una venganza.
Esta investigación continúa el camino abierto por el Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y apuesta igualmente a la construcción de una memoria que a través de la recuperación de nuestro pasado nos permita imaginar un mejor futuro.