Cualquiera que haya estudiado algo de inglés sabe que uno de los aspectos más simples de esta lengua es la conjugación de los verbos: con la única excepción de la tercera persona del singular del presente de indicativo, que añade la desinencia -s/-es, las demás personas no cambian.
Sin embargo, esta sencillez, que a menudo sorprende a los estudiantes españoles, acostumbrados a reglas mucho más complejas, impone a su vez el rigor en la expresión del sujeto, que nunca puede darse por sobrentendido. Las únicas excepciones son el imperativo y las proposiciones coordinadas con and («y»), or («o») y but («pero»).
En el caso de no especificarse, se produciría una gran confusión sobre quién lleva a cabo la acción indicada por el verbo.