Hay una región donde, despojado del accidente, el individuo vuelve a ser creatura humana y otra vez se halla, en la situación más despojada, ante el universo, la muerte y los orígenes; en esa conciencia es donde nacen el mito y el poema, y todo lo acontecido fuera de esta esfera, la más profunda, es impotente para explicar estos nacimientos