8. Va a nacer un nuevo orden en medio de la confusión de las conciencias. Cavando las bases de los templos olímpicos, afloran los veneros místicos nunca exhaustos, salen a la plaza los Misterios hasta entonces algo escondidos. Pero, en sus ensanches, el orbe greco-romano se ha contaminado de asiatismo, y los Misterios asumen ahora apariencias extravagantes. El Orontes —dice Juvenal— desemboca en el Tíber