considero que el fenómeno trasvasó esos límites: la popularidad de la tira sobrepasó Argentina, Mafalda trascendió su origen clasemediero y el humor de Quino iluminó la condición humana. De este modo, mi reconstrucción apunta a un espacio social, político y moral que surgió en la intersección de la clase media y la contestación generacional de los años sesenta, pero que traspasó esos marcos nacionales, sociales y generacionales.