Una zona de estar con muebles de ciprés tallado rodeaba un bar en miniatura en la esquina más alejada. En los marcos de la puerta brillaban vídeos silenciosos de la madre de Kai, a veces acompañados de flashes de Kai creciendo, y a veces los tres juntos.
El cúmulo de iconos en la pantalla de red del emperador Kai era cada vez más denso, no sólo porque había muchas cosas que el nuevo emperador debía leer y firmar, sino porque no se esforzaba mucho en leer o firmar ninguna de ellas
Se sacudió hacia adentro, con el pulso silbando en sus oídos.