Nano es un muchacho, tímido, frágil y despistado, abocado a una prolongada soledad por el rechazo constante al que se ve sometido por sus compañeros. Este aislamiento involuntario, indirectamente, le ayuda a pasar muchas horas haciendo lo que más le gusta: escribir y dibujar. Las largas horas de retiro que pasa en su cuarto dan lugar a que desarrolle una gran imaginación, y es precisamente esta fantasía la que finalmente le da la oportunidad de ser escuchado y aceptado por los chicos de su edad.