Alianzas
Al salir del despacho de la abogada que ella había contratado, decidió que era un buen momento para quitarse la alianza. Bajo la lluvia, pensó en su amiga Marta y en qué hacer con el anillo.
Llevaba en una mano el paraguas cerrado y en la otra un cigarrillo sin encender y la carta en la que le pedía el divorcio. Hizo con el anillo lo mismo que con su orgullo: comérselo y atragantarse con él.