tamaño normal y yo fuera asustadiza y rara, pero después de algunos intentos, decidí que no podía hacerle una felación. Como me sentía mal, procuré jugar en equipo y decirle que podíamos intentar hacerlo. Me tumbé y me esforcé por pensar en un ambiente más relajante, como la bahía de Guantánamo o la sala de los zapatos del museo