Introducción
«Me divierte disponer mis libros como si fueran una catedral. Yo, personalmente, formaría la escuela catedralicia con ‘Milagros’ y con los demás ‘tratados’. Los cuentos infantiles serían las capillas laterales, cada una de ellas con su propio altarcito».
C. S. LEWIS (carta inédita al profesor WILLIAM KINTER, 28 de marzo de 1953)
Por fortuna para el cartero de Headington Quarry, a las afueras de Oxford (Inglaterra), en su ruta no había nadie tan famoso como C. S. Lewis. Durante más de veinte años, todos los días excepto los festivos, hacía entrega de sacas de cartas y postales en el domicilio del escritor, una casa de ladrillo rojo denominada «The Kilns». Con la misma regularidad con que recibía el correo, se sentaba el profesor ante su mesa de trabajo y contestaba su correspondencia. De hecho, casi todas las mañanas pasaba una hora o algo más leyendo las cartas y redactando las respuestas.