El objetivo de este libro ha sido cambiar el lugar del ensayo en la España del siglo XX para emplazarlo más cerca de la literatura que de la divulgación, la información o el saber especializado. El enfoque del libro es así sincrónico y diacrónico, teórico y crítico, pero sobre todo reflexivo: aspira a probar la naturaleza literaria de una modalidad de escritura sin límites formales, sin esclavitudes de género y sin demasiada atención crítica por parte de la academia: el ensayo literario. Por eso el volumen abarca estudios (y a estudiosos) relacionados con figuras tan dispares como Manuel Azaña, Ortega y Gasset o Eugenio d'Ors y hasta Juan Benet, Carmen Martín Gaite o Fernando Savater. La preocupación central de los autores no es historiográfica o narrativa sino reflexiva y analítica: acercar la gran prosa de ideas del siglo XX al valor de la literatura sin renunciar a ninguno de los ingredientes que confluyeron a lo largo de los años en la configuración moderna del ensayo. El arco temporal es elástico y móvil porque rehuimos la constricción cronológica y limitadora. Afortunadamente, el decurso de la prosa no es esclavo fatal de las coyunturas políticas o históricas. El vasto marco de más de setenta años, desde la guerra hasta la España de la democracia, sirve para confirmar propensiones, hábitos y omisiones, y quizá algo más: la vigencia de un talante que asociamos invenciblemente con el ensayo en libertad y que a menudo se ha visto eclipsado hasta la asfixia en alguno de los tramos históricos que abarca el volumen. Pero ya no hoy: por eso en el fondo este libro habla para el presente.