¿Qué harías si de un día para otro perdieras la capacidad de ver?
La vida de Hunter cambia por completo luego de un accidente, sus ojos ya no ven.
Dejó de ser ese chico alegre, optimista, lleno de sueños y metas. Su cambio rotundo enjaula a sus sentimientos y aparta aquello que cree que no necesita, ni merece: el amor.
El destino puede sorprenderte más de una vez. Y Hunter no lo tuvo en cuenta, hasta que conoció a Chloe, la bibliotecaria de la ciudad. Su presencia alegre, divertida, auténtica e interesante, lo cautiva desde el primer momento.
Ella parece ser la pieza justa que necesita para sentirse menos desamparado. Puede ser la representación de la llave para liberarlo de su encierro.
Ambos se van a sentir atraídos desde el primer instante en que sus pieles se rozan, no van a poder ignorar por mucho tiempo lo que su interior está gritando.
Van a compartir más de un momento juntos. Momentos que los harán sonreír como nunca, y experimentar nuevas sensaciones. Momentos que los harán llorar de risa o de tristeza.
Él piensa que Chloe no está a salvo a su lado. Ella no le soltará la mano, incluso aunque tenga que batallar contra mil demonios.
El amor puede ser la respuesta a todo. Puede ser la salvación, el milagro, puede ser la luz que ilumine la oscuridad que tanto atormenta a Hunter.
O puede no serlo, y doler. Doler al punto de dejar una cicatriz en sus almas.
En la batalla del amor, alguien puede salir herido. El salvarse… depende de una elección.
¿Será cierto que el amor todo lo puede? ¿O somos nosotros quienes le damos el poder?