La segunda entrega de la serie sobre Arsenio Lupin, que sigue el orden cronológico de los acontecimientos, en lugar del orden de escritura, tiene una estructura singular: si bien narra una historia completa, cada uno de sus capítulos publicados originalmente por entregas se concentra en una historia cerrada en sí misma, lo que permite una lectura independiente como si de diferentes cuentos se tratara. En esta ocasión aparecen ya dos personajes que serán importantes en el resto de la serie: el comisario Ganimard, el oponente clásico y más tenaz de Lupin, y el investigador privado Herlock Sholmes, a quien se enfrenta más directamente en la tercer entrega. Ganimard cree haber cumplido con su mayor cometido: Arsenio Lupin ha sido finalmente arrestado y permanece a buen recaudo en la cárcel de la Santé. Pero es precisaente cuando cree haberlo apresado, que debería desconfiar y estar más atento que nunca, porque el enigmático Lupin, el caballero que opera en castillos y salones, el hombre de los mil disfraces, nunca se da por vencido, y cambia de traje, de domicilio, de rostro y de escritura; conoce todos los pasadizos secretos, fija citas con sus víctimas antes de robarles, pero también es capaz de devolver al gran Herlock Sholmes el reloj que ha tomado prestado y a una dama, sus joyas.