La atmósfera triste de una casa de pensión enmarca este relato intimista de Helena Iriarte, que explora con gran sensibilidad la conciencia infantil. Juana, una niña sin amor materno, sigue conviviendo en su imaginación con su padre muerto, figura redentora, pero su mundo fantástico va siendo minado implacablemente, y ella, sin salvación, toma el camino de la locura.