Lleva una mano al ombligo y otra al esternón. Manteniendo la mano más baja y el vientre quietos, inclina ligeramente las costillas abajo y adelante hasta que sientas que el punto de equilibrio se aleja de los talones hacia el mesopié. Comprueba que el movimiento parta de la caja torácica, ¡no del cuello!
Ahora mantén esta posición del tronco y deja que los brazos pendan junto a los costados. Gira las manos de modo que las palmas miren hacia delante, lo que te ayudará a apretar los omoplatos hacia