El amor atraviesa todo, cualquier realidad humana y divina; esto es lo más específico, su fuerza, que lo hace -como afirma el Cantar de los Cantares— más fuerte que la muerte. El amor es lo más humano y lo más divino al mismo tiempo. Atraviesa toda aventura humana y celestial. A partir de esta realidad, que ocupa el centro del cristianismo, de la teología de la encarnación del Verbo, que nos revela la «acción trinitaria», Mons. Forte analiza las distintas expresiones de la caridad: amor fraterno, filial, matrimonial; amor de Dios por sus hijos y búsqueda del amor de los hijos, que levantan los ojos al cielo: amor en la Iglesia que “construye” Iglesia. Esta breve introducción declina las notas de un sentimiento que es, para el cristiano, también una virtud teologal y que abraza todas nuestras pasiones -desde el sufrimiento hasta el éxtasis— y, al mismo tiempo, todas las pasiones de Dios.