no fuera por el sueño que logra vencer todos los temores, los soldados no soportarían la guerra; los enfermos, la enfermedad; los santos, el martirio; los presos, la condena; los ciegos, la oscuridad; los cuerdos, la razón, los cuerdos, la razón, los cuerdos, la razón. Quizá eso es lo que pasó con Cayetana: dejó de dormir y su razón estalló.