En los momentos libres, con quien trato de reencontrarme es conmigo misma. ¿Cómo desear al otro, si ya no sé quién soy yo? Y además, ¿no está asqueado de mi cuerpo, de mi sangre, de mi leche?
Aquí está en juego algo de vital importancia, que podría convertir el sexo en una anécdota.
En las redes sociales, una vedete sube un selfie cuatro días después del parto. Pose sexy, braguita minúscula, barriga ultra plana. No un cuerpo de maruja. Me parece patética por querer aferrarse de ese modo a su papel de objeto sexual, pero por otra parte la entiendo. Es una forma de decir que su cuerpo le pertenece, que sigue follando, que está viva.
¿Y mi cuerpo, aún es capaz de expresar erotismo?