Tenía que descifrar cábalas fantásticas, grabadas por el príncipe de este mundo en palacios subterráneos de mármol y pórfiro, y describir un Armagedón abierto como un clavel, que arrastraría a la guerra total a piratas y caballeros de Malta, a guerreros Bororo y hitleristas, a ingenieros y extraterrestres. Las historias de amor circundarían la batalla final como guirnaldas rococó y entre ellas estaría, fusionándolas a todas, por muy distintas que fuesen, en un arquetipo místico, a modo de filigrana de todo el libro, La-más-bella-historia-de-amor, el misterio último e infinito, donde la Princesa-Óvulo se funde con el Príncipe-Esperma en la explosión de una boda divina.