«Estaba acostada boca arriba sobre el altar. Lo envolví con mis piernas. Él aún llevaba puesto el cuello. Usé las manos para llevar sus labios hacia mis pechos. Me estaba cogiendo. Finalmente había perdido mi virginidad».
Alva no se unió al grupo de confirmación luterano en la escuela cuando lo hicieron sus amigos. Tiene diecinueve años cuando decide recibir la confirmación. El nombre del párroco es David Widmark y tiene unos treinta años. Encantador, sexy y… prohibido.
Inician un juego. Un juego en el que Alva lentamente comienza a empujar los límites. Y David se lo permite. Una tarde, Alva decide seducirlo cuando están solos en la iglesia.
«Padre», es una relato erótico sobre la seducción y el deseo.