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Eugenio Trías

De cine

  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    En ocasiones el azar viene sancionado por una figura retórica: la elipsis. Ésta parece cubrir con un manto la imaginación del espectador. Al ciego azar responde el fundido en negro. Un falso ciego
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    En el cine de Lang, el azar es casi siempre el factor que desencadena los sucesos. Viejos azares habrían cristalizado en una trama susceptible de relato. Un acontecimiento imprevisto rompe ese encadenamiento con carácter de necesidad y destino. El evento imprevisto literalmente des-encadena. Eso sucede con suma frecuencia en las tramas de Fritz Lang.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    Como Mozart, Fritz Lang cree que el destino se puede, si no torcer, sí al menos sublimar, o expresar del mejor modo, a través del recurso a la voluntad; una voluntad que no es ni será ya nunca más la «voluntad de poder», sino más bien la capacidad de matizar ese destino impuesto por los dioses o por el azar, de manera que pueda elegirse, en libertad, cómo y de qué manera se quiere ese destino, o si no se quiere de ningún modo.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    Atraídos por la luz de la antorcha del arquitecto, como moscas ante el reclamo de la miel, o como versión torcida de los habitantes de las mazmorras de Pizarro en el Fidelio de Beethoven (que exclaman «Oh qué placer, la luz del sol contemplar» cuando se les permite subir de su morada carcelaria), los leprosos acuden en bandada a la escalera en lo alto de la cual aparece el arquitecto con una antorcha en la mano. El technicolor es empleado en esta escena de forma magistral. Del clasicismo beethoveniano hemos pasado, o sucu
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    Un arquitecto alemán, Harald Berger (Paul Hubschmid), ha sido contratado por el maharajá de Eschnapur, Chandra (Walter Reyer), para renovar su palacio y construir hospitales y escuelas en la ciudad. Pero mientras hace sus prospecciones sobre el terreno descubre que por debajo de éste se encuentra la más espantosa de las ciudades: la ciudad de la enfermedad y de la muerte, de la que tiene un atisbo cuando, al abrir una puerta, divisa desde lo alto una explanada subterránea por la que se diseminan en pequeños grupos una especie de larvas humanas, verdadera «parada de los monstruos» esparcida por remedos de acampamento que ofrecen un espeluznante espectáculo, comparable al más sombrío de los círcu‍
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    la política totalitaria –de Hitler, de Stalin, de Mao, de Pol Pot– la erradicación violenta de lo viejo quería ser fundamento de un mundo nuevo, el Orden Nuevo fascista, el Milenio nacionalsocialista, el Estado Comunista bolchevique, maoísta, polpotista. Pero en realidad sólo tuvo lugar la primera fase. La segunda era una coartada, que quedó sumida en un gran fracaso.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    «Se trata de poner fin a ese mundo que está podrido; aniquilarlo, sumirlo en el caos, hundir todas sus principales instalaciones, engranajes, fábricas, empresas: todo debe ser sometido de un modo meticuloso y riguroso a la más completa aniquilación, una aniquilación que no admite salvación».
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    muerto, el personaje reaparece en El testamento del Doctor Mabuse, pieza cumbre de este ciclo. Se trata de una creación extraordinaria. Mabuse es aquí una metonimia, una presencia acusmática, un «fuera de campo» perpetuo. Sólo subsiste su voz, grabada en un disco de 78 revoluciones, que reproduce un gramófono de época situado detrás de un telón. Desde allí imparte instrucciones a sus huestes. La sombra del personaje se recorta en la habitación vacía. El Doctor Mabuse es un espectro que surge por generación espontánea, al modo de Fantomas, en medio de las páginas de su testamento. Morirá rodeado de ellas, repitiendo a una escala más profunda la escena de enloquecimiento que tiene lugar al final del díptico inicial.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    Hay algo más importante que el amor –confiesa Mabuse (Rudolf Klein-Rogge) a la Condesa Lucy Toll (Gertrude Welcker)–: la dominación de las voluntades, el juego con las voluntades ajenas.»
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted4 years ago
    practican la ley de Lynch con quienes le sirven de chivo expiatorio, ya se trate de los judíos o del enemigo trostkista. Siempre un hostis de esta naturaleza justifica la iniciativa del estado totalitario, que asume el derecho de declararle la guerra. Carl Schmitt dio base teórica a esa temible apología de la violencia, en lucha con el enemigo de raza (judío, eslavo), o con el enemigo de clase (burgués, capitalista).
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