Lara escribe como si lo hiciera desde siempre, y entrama las palabras como si el orden en que las pone fuera su orden natural. Los cuentos son íntimos, una especie de mar calmo que nos mece, que nos dice que podemos ir a mojarnos los pies y nos hace entrar con confianza hasta que empezamos a sentir que ya no tenemos el control de lo que va a pasar.
Nos metemos en la vida de los personajes, conocemos a sus familias, su pasado, los vemos esperar: el ascensor, la venta de una casa, un encuentro; y como ellos, los lectores tampoco salimos ilesos después de atravesar sus historias. Cuando pare de llover es una invitación a un universo hermoso y también es un primer libro de cuentos que está muy lejos de ser una primera escritura. Natalia Rozenblum