Avidez

La noche estaba llena de manos y dedos. La noche llena de urgencias.

Guarda bien esa felicidad que nos hace sufrir tanto

Ten cuidado con tu felicidad y la nuestra, pensaba al verte en el umbral de la puerta

hámster era uno de esos sustantivos machos, como animal, como odio, como disparo. Como hombre.

Mamá, repetimos enrabiándonos con ella, los hombres están muriendo, están siendo devorados por manadas de lobos y aves de rapiña; hay hombres pudriéndose en las calles bajo nubes de moscas. La carne llena de gusanos. Ya era hora, murmuró

Con tono arrullador nos contaba de los peces que se reproducían en los océanos ahora que no había barcos interrumpiéndoles el amor o derramándoles petróleo, contaminándoles las aguas

Los muertos tenían que quedar como vivos, la muerte debía verse elegante en su despedida

Ten cuidado con tu felicidad y la nuestra, pensaba al verte en el umbral de la puerta, llena de dicha, la mochila llena de libros. Guarda bien esa felicidad que nos hace sufrir tanto,

Ten cuidado con tu felicidad y la nuestra,

sufríamos porque nos acompañábamos de muertos, porque trabajábamos días y noches con difuntos. Era por eso que la muerte se nos quedaba adherida, por eso cargábamos un olor mortecino, por eso entrabas a la casa abriendo las ventanas