Por ello picó a la puerta del director orquestal y pianista Alexander Siloti, con la intención de que incluyera en alguna representación su malhadado concierto, a lo que Siloti se negó aduciendo que semejante obra estaba más allá de sus posibilidades, no por su inseguridad en la tarima, qué va, sino porque «esa música apesta hasta los cielos».