Cuando emprendemos el proyecto de hacer familia iniciamos el tránsito por caminos comunes y a su vez complejos, porque en sociedades como la nuestra, por lo general, no se nos enseña a ser esposos y padres. Cuando nos referimos a enseñar, nos referimos a un proceso consciente, reflexivo y permanente de dicha labor, en el que debemos poner toda nuestra atención y pensar más allá de nuestro hogar, dadas las implicaciones que tienen los aprendizajes en la familia y en otros escenarios como la escuela, el vecindario, los grupos de amigos, la iglesia y el trabajo, entre muchos otros. En otras palabras, los impactos en la vida pública de las personas y, por tanto, en la construcción de sociedad.