La indignación nace como una respuesta ante una realidad que se considera injusta. Tras ella podemos reconocer una determinada concepcion de la justicia y de lo que debería ser un Estado democrático. En este libro nos asomamos a un fenómeno social que en los últimos años ha denunciado y señalado las grietas de nuestro sistema, pero no con la intención de contribuir únicamente a la crítica, tan presente y abundante en estos días, sino con el deseo de animar a la regeneración de nuestra democracia. ¿En qué medida puede la actitud de los ciudadanos contribuir a una regeneración democrática? ¿Estamos dispuestos a transformar la indignación en una actitud de compromiso por la justicia? Nada cambiará externamente sin una transformación interna de nuestra actitud democrática?
¿Qué entendemos por democracia? ¿Se trata de una meta ya alcanzada o de un horizonte inalcanzable? La democracia es lo que nosotros queramos hacer de ella. La actitud de los ciudadanos es fundamental para que la democracia no degenere, pero también para que pueda haber una transformación del sistema. Para obrar moralmente no basta con cumplir la ley. No podemos depositar nuestra responsabilidad individual en el Estado, pues ¿qué ocurriría si las leyes fuesen injustas? Y por otro lado, de nada serviría vivir en un Estado perfecto, con leyes justas, si no hay ciudadanos que estén dispuestos a cumplirlar. El objetivo de esta obra colectiva es encontrar juntos caminos para que nuestra indignación se traduzca en un compromiso real por la regeneración democrática.