Espero, queriendo sacudir la cabeza para detenerlo, pero ni siquiera lo intento, y entonces… él atrapa mi pezón entre los dientes, y su cálida boca envía calor sobre todo mi cuerpo. Dejo salir un fuerte gemido, oyendo mis uñas chirriar sobre el capo del auto.
—Por favor, para —murmuro, pero sé que me oye. Gruñe y tira de mí, de nuevo, hasta el final del auto, volviendo a descender por mi estomago mientras empieza a quitarme mis pantalones cortos de dormir.