A veces se apoderaban de él extraños estados de ánimo; se quedaba distraído, mirando al cielo como si estuviera hipnotizado, hasta que alguien le preguntaba qué estaba haciendo. Entonces parecía sentirse culpable durante un momento; luego se tranquilizaba y sonreía.
–Pues buscaba algún platillo volante –solía contestar en broma, y todo el mundo se echaba a reír y le preguntaba qué clase de platillos volantes andaba buscando.
–¡Verdes! –contestaba con una mueca perversa; lanzaba una carcajada estrepitosa y luego arrancaba de pronto hacia el bar más próximo, donde invitaba a una ronda a todo el mundo.
Subterrean homesick alíen