En este lugar sin tiempo, en un espacio creado por la imaginación y la nostalgia de tiempos idos, Guillermo Martínez habla a través de un personaje chileno, un viajero curioso e impertinente como él mismo, a través de las voces de mujeres y hombres de una de las más antiguas razas del mundo, que no se cansa de esperar a su Mesías, al salvador providencial que ha tardado milenios, que no acudió a prestarles ayuda ni consuelo en medio del horror de Auchwitz y Treblinka, que les hizo dudar de la existencia misma de la divinidad, de su Jehová, «Señor de los Ejércitos».
Edmundo Moure