Hay una hermosa historia que expresa, claramente, el sueño de los menos afortunados del mundo, los pobres. Cierta vez había un pobre pastor que vivía en una modesta cabaña en las profundidades de un bosque, con su mujer y su hijo. El niño tenía los cabellos muy largos y dorados como el trigo, que brillaban cuando la luz del sol se reflejaba en ellos. Por esta razón, le habían dado el nombre de Cabellos de Oro.