Se dará a conocer de manera breve, la propuesta girardiana sobre la fundamentación de la cultura desde la violencia con la finalidad de sugerir pensar este fenómeno como una dimensión originaria de la cultura humana. La intención abarca remover los supuestos de una consideración del ser de la violencia como algo secundario y accidental de la condición humana y social, a través de un pensamiento que la muestra como raíz de la organización última de la cultura. El artículo finaliza con algunas consideraciones políticas de las cuales, según mi parecer, carece el pensamiento girardiano y que son necesarias para pensar la violencia desde una dimensión política y de praxis, que posibilite pensar sobre la orientación y control de ésta en las sociedades contemporáneas.