Todo docente se plantea en algún momento cómo conseguir o mejorar la motivación e involucración de sus alumnos, pero no siempre dispone de pistas sobre cómo conseguirlo. En este libro pretendemos ofrecerle algunas de las propuestas más estimulantes e innovadoras.
El aprendizaje activo es una buena respuesta a este reto. Poner el foco en la persona que aprende, recuperar la dinámica de juego e introducir la dimensión lúdica en el proceso de aprendizaje son factores que pueden cambiar el entorno educativo en todos los niveles, de la escuela a la universidad, y en el aprendizaje continuo para el desempeño profesional.
Este planteamiento implica una revisión del rol del docente. Deja de ser el que sabe y transmite, para ser el guía en la aventura de descubrimiento que supone el aprendizaje. Por tanto, tendrá que desplegar habilidades de facilitación, una forma distinta de dinamizar grupos de trabajo, que también es cada vez más necesaria en el entorno empresarial y en todo tipo de organizaciones.
Con la ayuda de expertos exploraremos las claves de una facilitación eficaz, que contribuya a que los equipos consigan sus objetivos por medio del consenso y el compromiso.