Es asombrosa la cantidad de cosas que Kyra Galván puede decir en poesía: su manera de conversar, de divagar, de desvariar, siempre con la agudeza, la ironía y la puntería de llamar a las cosas por su nombre, para enseguida ponerlas en contacto con todos los nombres de todas las demás, siempre con una frescura y una sonrisa: una ligereza de plenitud.