A lo largo de toda su vida, y antes de que comenzara a escribir leyendas sobre temas antiguos, Hermann Hesse ya se había ocupado detenidamente la tradición narrativa del medioevo alemán. En 1918 recopiló narraciones para una edición expresamente dirigida a los prisioneros de guerra alemanes. Pero fue en 1925 cuando tuvo la oportunidad de publicar una selección más extensa de Leyendas Medievales de «aquella época fabulosa que creó, además de la brujería, el culto a la Virgen, además de salvajes facecias, la leyenda de Parsifal, además del arte de las máscaras de grotesca risa, las grandes catedrales góticas». Esta selección recoge por primera vez todos estos cuentos ilustrativos de la vida y del pensamiento de los siglos XIII a XV. «Su ropaje —nos dice el autor— es viejo, el contenido no es viejo ni nuevo, sino intemporal y siempre merece toda nuestra renovada participación, como todo lo humano la merece».