Con anterioridad a los años cincuenta del siglo pasado, la mayor parte del trabajo con parejas que obligaba a profundizar más se realizaba mediante terapia individual con cada uno de los miembros de la pareja, bien por parte del mismo terapeuta o cada uno con un terapeuta distinto (NICHOLS, 1988). Después, poco a poco las sesiones conjuntas se fueron haciendo más habituales, tanto en la terapia conyugal psicoanalítica como, sobre todo, en los planteamientos sistémicos