Rechazado por editoriales y publicaciones culturales, Anónimo Hernández admite que es un escritor malo… Y feo. No escribe según la moda. Su nombre no suena estético. Pero decide que, aún así, con estos apuntes pondrá su granito de arena en la edificación de lo que más ama en el mundo, la Literatura Universal.
He aquí su tarjeta de presentación: «Hola, mi nombre es Anónimo Hernández, soy un escritor malo. Mis libros favoritos son 2Cien años de sobriedad" y «La muerte de Abstemio Cruz". Me preocupa el calentamiento global, que las librerías se hayan convertido en supermercados y que los editores queden reducidos a gerentes de la Literatura. Como autor, me encantan las reiteraciones y las cacofonías. Sin embargo, estoy contento porque mi falta de talento me libra del esfuerzo por las cúspides y me gana el escribir lo que me da la gana. Estos Apuntes van dedicados al lector, para que ría a pierna suelta".
Anónimo Hernández, es el pseudónimo con el que Mauricio Bares se desdobla en una actitud crítica hacia todo el mundillo literario tan socorrido de esnobismos, postura que caracterizó también el aliento, hace dos décadas, de una generación de jóvenes escritores que rompieron con las rígidas estructuras de la literatura mexicana para darle el vuelvo más significativo de los últimos años.