Somos creados a imagen y semejanza de Dios, ahí reside nuestra conciencia de identidad y nuestra autoridad como seres humanos. Hoy vivimos tiempos complicados en una modernidad líquida respaldada por la ideología de género, que favorece un estilo de vida basado en la fluidez de los sentimientos, sin bases morales, certezas y absolutos. En tierra de nadie y a merced de una sociedad que navega a la deriva, los términos de identidad, sexo y género, necesitan ser reubicados y dignificados en el diseño divino en el que fueron creados